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Hijos con Autismo y la Culpa

Hijos con Autismo y la Culpa – Todos los padres y madres con un hijo con TEA, Autismo, Asperger, u otro tipo de diagnóstico, se enfrentan tarde o temprano a la Culpa (y sí, es con mayúsculas pues es una entidad viva con nombre propio). Y sea por la Culpa que viene del interior, como por la Culpa que te adjudican los demás, es un sentimiento que hace mucho daño.

Concretamente con el Autismo, cuyas causas se desconocen y hay múltiples teorías, la Culpa siempre está ahí. ¿Se lo habré trasmitido genéticamente? ¿Habrá sido en el embarazo? ¿En el parto? ¿De bebé? ¿Habré sido una «madre nevera» como se decía antaño que se producía el Autismo?

Cuando en la familia hay casos previos también te inunda ese sentimiento de culpa. Pero eso solo unos instantes, pues sería como culpar a mis padres por haber nacido velluda, morena o de caderas anchas.

Señalada

Todas estas dudas te inundan durante cierto tiempo, hasta que un día dejas de culparte. Y cuando la auto culpa se olvida, solo queda las Culpas que los demás te achacan. Aún existen esas personas que culpan a los padres del Autismo de sus hijos. Los culpan cuando los ven con una crisis en un sitio público. Los culpan cuando sus hijos «normales» y «perfectos» (ejem, ejem) tienen que convivir con algún niño con problemas en clase. Te culpan de todo lo que hacen sus hijos, como si ellos quisieran que sus hijos tuvieran esos problemas.

Y por supuesto todo el mundo lo hará mejor que vosotros. «Déjamelo un mes y verás como se le quita todo» «no tiene nada, solo está mimado» «tienes que hacerlo así, como la cuñada de la prima del vecino de mi abuela lo hace» y demás lindezas de esos que tienen un Máster en Aconsejar.

Al final te das cuenta de que cuanto más desinformados están en el tema más perfectos son para decir cómo se ha de criar a niños especiales.

También están los que tienen hijos con alguna discapacidad o problema que saben de todo, aunque no sepan lo que es el Autismo. Todo lo arreglan con lo que ellos hicieron con problemas completamente diferentes.

Al final todo es Culpa, poca empatía, y sobre todo, desconocimiento.

No saben lo que hay detrás de conseguir que un niño se deje cortar las uñas de los pies por fin. Los años de propuestas, tranquilizar, negociaciones y llantos que hay detrás. Todo ese trabajo no se ve, pero si se ven las caras de desaprobación, las miradas a ese niño que hace cosas raras, y las críticas.

¿Pero sabéis qué? Los padres al final aprendemos a quitarnos la Culpa de encima y a mirarlo todo desde otro punto de vista. A no culparse de nada.

Mi hijo nació así porque así debía ser. Y nos eligió como padres porque éramos perfectos para ello. ¿Qué tenemos familiares así? Pues mejor, más experiencia e información previa.

¿Qué fue en el embarazo o en el parto? Pues no nos culpamos, pues lo hicimos lo mejor que supimos. Dejé de fumar, caminé, no bebí alcohol, ni jamón, etc. Y nació hermoso y sano, pese a ser una cesárea.

Antes de las vacunas ya tenía signos. Prácticamente desde el día que nació ya tenía ese ojo de rabillo que me llamo la atención.

Y si se lo transmití yo pues es lo que él quería, una madre que supiera comprenderlo como ya os decía en mi entrada «La paciencia de la Comprensión«.

De la culpa que nos echan los demás, pues al final terminará por no preocuparnos. Ya les culpo yo por ser tan necios.

No me siento culpable, me siento afortunada del hijo que tengo.

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